Muchos pensarán a estas alturas que los diskettes murieron hace años y no pueden estar más equivocados. Que nosotros no lo usemos no implica que ya no existan, de hecho en países pobres como India son aún pan de cada día.
Pero Sony anunció hace un par de días la fecha exacta de la muerte del diskette, al menos en Japón.
Pero Sony anunció hace un par de días la fecha exacta de la muerte del diskette, al menos en Japón.
Increíblemente las ventas en Japón de este querido amigo siguen vivas, pero son tan escasas que Sony le puso un párele al asunto, fecha de muerte, Marzo de 2011. En el resto del mundo las ventas ya finalizaron en Marzo de éste año, salvo algunos nichos aún relativamente rentables como India y otros.
A nivel mundial al año 2008, Sony representaba un 40% del mercado mundial de diskettes y en Japón representaba un 70% en años pasados, así que al menos en el país nipón podemos darlo por muerto oficialmente. Y son muchos los fabricantes que ya cerraron su producción de floppy disks.
Podría estar una tarde entera y cubrir incluso un artículo con recuerdos de los años ‘90 cuando usaba diskettes, pero no es la idea.
El apogeo de otros medios de almacenamiento mucho más prácticos y confiables como los CDs, DVDs y pendrives, junto con la desaparición de los lectores en computadores modernos (el mío voló hace años de mi gabinete), llevaron a la tumba a uno de los inventos que cambiaron la computación para siempre, pero que ahora quedará sólo en el recuerdo colectivo de aquellos que alguna vez lo utilizaron.
A nivel mundial al año 2008, Sony representaba un 40% del mercado mundial de diskettes y en Japón representaba un 70% en años pasados, así que al menos en el país nipón podemos darlo por muerto oficialmente. Y son muchos los fabricantes que ya cerraron su producción de floppy disks.
Podría estar una tarde entera y cubrir incluso un artículo con recuerdos de los años ‘90 cuando usaba diskettes, pero no es la idea.
El apogeo de otros medios de almacenamiento mucho más prácticos y confiables como los CDs, DVDs y pendrives, junto con la desaparición de los lectores en computadores modernos (el mío voló hace años de mi gabinete), llevaron a la tumba a uno de los inventos que cambiaron la computación para siempre, pero que ahora quedará sólo en el recuerdo colectivo de aquellos que alguna vez lo utilizaron.
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