Desde el 14 de julio es legal utilizar internet a bordo de un avión en España. El gobierno lo permite, aunque los aviones no están preparados. Pero la tecnología ya funciona perfectamente en otros países, como en Estados Unidos. Se acabaron los miedos y los peligros, si alguna vez estuvieron fundados.El ejemplo más claro es Gogo Inflight Internet, la primera compañía estadounidense en ofrecer este servicio. Ocho compañías aéreas son parte de esta red, entre ellas las gigantes Delta Airlines y US Airways, que ofrecen esta función sólo en determinados vuelos. El funcionamiento es semejante al de otras redes abiertas de pago por paquetes de tierra firme. El usuario se conecta al punto de acceso mediante su tarjeta de red y, al abrir su navegador, es redirigido al sitio de pago.
Sin embargo, hay dos que han ido más allá: AirTran Airways y Virgin Airways. Virgin ha sido una pionera en la conexión a Internet desde los aviones. A finales de 2008 ofreció el primer vuelo con velocidad de conexión de 1mega, servido a través de la línea 3G. A día de hoy es el estándar ofrecido en todos los servicios.
Un sistema sencillo
Es la razón por la que esta tecnología por el momento sólo funciona en vuelos continentales. La propietaria de Gogo, Aircell, ha colocado torres de comunicación a lo largo del país que emiten la señal a los receptores situados en los aviones: una antena GPS en la parte superior y dos ATG en la panza. De este modo se evita tener que emplear conexiones vía satélite, con un tiempo de respuesta mucho más lento. Después, la señal general es de nuevo enrutada desde el avión a los dispositivos WiFi de cada usuario.
La navegación desde los aviones está tan normalizada que ya están prácticamente todos los servicios disponibles. Desde la consulta del correo y la visita de páginas de noticias a redes sociales, incluido YouTube. Pero hay una restricción, los programas de compartir datos y de streaming, que han sido capados para evitar la saturación de la línea. Eso sí, se han dejado algunas excepciones comerciales. Al fin y al cabo, los aviones disponen de sus propios socios para ofrecer contenido audiovisual en vuelo.
Pasajeros conectados
Las tabletas y los smartphones han llegado para quedarse, y su continua conexión a Internet fuerza esta apertura de los aviones a la red. Estar conectado en la terminal es una tendencia cada más seguida y queda bruscamente interrumpida al embarcar. En pleno vuelo quizá el escaso hueco que dejan los aviones fuese el mayor inconveniente para sacar un portátil y ponerse a navegar, pero es más que de sobra para estos nuevos dispositivos.
Lufthansa ha tratado de dar un giro a los tiempos de espera en los aeropuertos y ha pensado en hacer de él un momento social. Han lanzado una aplicación para iPhone, que también estará pronto en Blackberry, que permite a los pasajeros saber quién más está en ese momento conectado y dónde. Y una vez creado el vínculo, invita a compartir un taxi.
Internet está en todas partes y en pleno vuelo, uno de los momentos más pacíficos de la jornada, tampoco podía faltar. El entretenimiento, el trabajo o la rutina, todo se puede llevar en el equipaje de mano. Y confirmado que el mecanismo es prácticamente el mismo que en tierra firma, su extensión por todo el mundo debería ser cuestión de tiempo.
Sin embargo, hay dos que han ido más allá: AirTran Airways y Virgin Airways. Virgin ha sido una pionera en la conexión a Internet desde los aviones. A finales de 2008 ofreció el primer vuelo con velocidad de conexión de 1mega, servido a través de la línea 3G. A día de hoy es el estándar ofrecido en todos los servicios.
Un sistema sencillo
Es la razón por la que esta tecnología por el momento sólo funciona en vuelos continentales. La propietaria de Gogo, Aircell, ha colocado torres de comunicación a lo largo del país que emiten la señal a los receptores situados en los aviones: una antena GPS en la parte superior y dos ATG en la panza. De este modo se evita tener que emplear conexiones vía satélite, con un tiempo de respuesta mucho más lento. Después, la señal general es de nuevo enrutada desde el avión a los dispositivos WiFi de cada usuario.
La navegación desde los aviones está tan normalizada que ya están prácticamente todos los servicios disponibles. Desde la consulta del correo y la visita de páginas de noticias a redes sociales, incluido YouTube. Pero hay una restricción, los programas de compartir datos y de streaming, que han sido capados para evitar la saturación de la línea. Eso sí, se han dejado algunas excepciones comerciales. Al fin y al cabo, los aviones disponen de sus propios socios para ofrecer contenido audiovisual en vuelo.
Pasajeros conectados
Las tabletas y los smartphones han llegado para quedarse, y su continua conexión a Internet fuerza esta apertura de los aviones a la red. Estar conectado en la terminal es una tendencia cada más seguida y queda bruscamente interrumpida al embarcar. En pleno vuelo quizá el escaso hueco que dejan los aviones fuese el mayor inconveniente para sacar un portátil y ponerse a navegar, pero es más que de sobra para estos nuevos dispositivos.
Lufthansa ha tratado de dar un giro a los tiempos de espera en los aeropuertos y ha pensado en hacer de él un momento social. Han lanzado una aplicación para iPhone, que también estará pronto en Blackberry, que permite a los pasajeros saber quién más está en ese momento conectado y dónde. Y una vez creado el vínculo, invita a compartir un taxi.
Internet está en todas partes y en pleno vuelo, uno de los momentos más pacíficos de la jornada, tampoco podía faltar. El entretenimiento, el trabajo o la rutina, todo se puede llevar en el equipaje de mano. Y confirmado que el mecanismo es prácticamente el mismo que en tierra firma, su extensión por todo el mundo debería ser cuestión de tiempo.
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