viernes, 18 de junio de 2010

¿Está Internet destrozando nuestras mentes?

Cuando el autor Nicholas Carr comenzó a investigar en su libro sobre si Internet está destrozando nuestras mentes, restringió su acceso a Internet y al correo electrónico y cerró sus cuentas de Twitter y Facebook

Su nuevo libro "The Shallows: What the Internet is doing to our brains" argumenta que la última tecnología nos hace menos capaces de pensar profundamente. Carr se sintió él mismo tan distraído que no podía trabajar en su libro mientras estaba conectado a la red, como todos los días.
"Encontré en mi falta de concentración una gran incapacidad", dijo Carr a Reuters en una entrevista.
"Por eso abandoné mis cuentas de Facebook y Twitter y me reprimí en el correo electrónico, de tal manera que yo sólo estaba comprobándolo un par de veces al día en lugar de cada 45 segundos", aseguró.
Después de comenzar a sentirse "perplejo" por su repentina falta de conexión a Internet, Carr dijo que durante un par de semanas fue capaz de mantenerse centrado en una tarea durante un periodo ininterrumpido y, afortunadamente, fue capaz también de hacer su trabajo.
Carr escribió un artículo para la revista Atlantic en 2008 donde planteó la cuestión controvertida de si "¿Google nos está haciendo estúpidos?" y donde quería conocer en profundidad cómo Internet cambiaba nuestras mentes.
Su libro explora cómo la sociedad pasó de una tradición oral a la palabra impresa y a Internet. Detalla cómo el cerebro se reprograma para adaptarse a nuevas fuentes de información.
Leer en Internet ha cambiado fundamentalmente la manera en que usamos nuestro cerebro, según Carr.
Frente a un torrente de textos, fotos, vídeos, música y enlaces a otras páginas web junto a las interrupciones constantes de los mensajes de texto y los mensajes de correo electrónico, actualizaciones de Facebook, blogs, etc., nuestras mentes se han acostumbrado a hacer una lectura rápida, navegar y explorar información.
Como resultado, hemos desarrollado mayores habilidades para tomar decisiones rápidas, sobre todo visuales, dice Carr.
Pero ahora la mayoría de nosotros pocas veces leemos libros, ensayos o artículos largos que nos ayudarían a centrarnos, concentrarnos y ser introspectivos y contemplativos, indicó.
¿SOMOS BIBLIOTECARIOS?
Carr afirma que nos estamos convirtiendo más en bibliotecarios - capaces de encontrar información de forma rápida y discernir mejor las pepitas - que los estudiosos que digieren e interpretan la información.
Esa falta de concentración afecta a nuestra memoria a largo plazo, llevando a que muchos de nosotros se sienta distraído, señaló.
Para ilustrarnos, compara la memoria a corto plazo con un dedal y la memoria a largo plazo con una bañera grande. Leer un libro es como llenar la bañera con agua que fluye sin pausa desde un grifo con cada dedal de información que se utilizó en el pasado.
Por el contrario, Internet es un número ilimitado de grifos caudalosos, dejándonos aferrados a dedales de información dispersa para poner en la bañera y haciendo más difícil para nuestro cerebro establecer conexiones y contar con una memoria poderosa.
Carr tiene un consejo para aquellos que sientan que navegar por la red les ha dejado incapacitados para concentrarse.
"Si estas constantemente distraído, no vas a pensar de la misma manera que si prestases atención", puntualizó.

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