Este chip no necesita baterías para su funcionamiento y es capaz de comunicarse con los receptores instalados en las puertas a través de un campo magnético.
El único objetivo que busca Wooller, es deshacerse de las llaves y poder acceder a los sitios de un modo más rápido.
Wooller no es la primera persona que se ha implantado un chip, Jonathan Oxer, ex director de la comunidad Linux en Australia, ya lo hizo en 2008. Hasta el momento no se conocen efectos secundarios de estas intervenciones.
Con este nuevo modo de uso de los chips RFID , Wooller puede abrir varias puertas en su casa, arrancar su motocicleta o abrir el coche.
Wooller declaraba que el implante se realizó utilizando anestesia local y que la cicatriz de la intervención a penas es visible.
Este implante ha sido criticado por algunas personas que argumentan que si unas llaves son robadas el propietario es consciente de ello, pero si alguien lee la información del RFID con un sniffer para después clonarlo, la persona que lleva el implante no lo sabría hasta que le habrían robado en casa.
El uso de los implantes tecnológicos en personas es algo todavía bastante nuevo, aunque posiblemente en un futuro próximo podría ser algo bastante habitual.