El Pentágono se prepara para una militarización del ciberespacio. Tras diversos ataques contra sus redes y contradiversas subcontratas que trabajan para él, el Departamento de Defensa ha decidido hacer oficial una nueva estrategia de defensa cibernética, que dota a Internet de rango de posible campo de batalla, como ya lo son tierra, mar y aire. Será el llamado Comando Cibernético, creado en mayo de 2010, el que asuma la gestión de los recursos bélicos destinados a salvaguardar la seguridad de las redes norteamericanas.
La principal novedad de esta nueva ciberestrategia es que autoriza el uso de fuerza física para responder a un ataque a través de las redes de Internet, con una serie de condiciones, detalladas por el subsecretario de Defensa, William Lynn, en conferencia de prensa el jueves: "Si hay un daño generalizado, o la pérdida extendida de vidas humanas o un perjuicio económico significativo, creo que el presidente consideraría responder con los medios a su alcance: económicos, diplomáticos y, como último recurso, militares".
La implantación de una ciberestrategia bélica, que sirva de marco de actuación del Ejército norteamericano en caso de ataque, es algo que se ha debatido en Washington desde que el departamento de Estado admitiera un masivo robo de información crítica para la seguridad nacional del país en diciembre de 2009. Afectó, entre otros, a la subcontrata militar Northrop Grumman, fabricante de cazas. Entonces, tanto las empresas de Internet como la diplomacia norteamericana detectaron el origen del ataque en China, aunque evitaron responsabilizar directamente al gobierno de Pekín.
El Pentágono defiende la militarización del ciberespacio como una necesidad, dado el aumento en años recientes de las comunicaciones en Red. Lynn recalcó que Internet ha pasado de tener 360 millones de usuarios conectados en 2000 a 2.000 millones una década después. El grueso del trabajo ya está acometido: En esos 10 años, Washington ha erigido 15.000 redes informáticas y las ha conectado a siete millones de dispositivos de hardware en todo el mundo, según cifras oficiales de la ciberestrategia, publicadas esta semana.
Diversos altos mandos militares han exigido recientemente a la cúpula política del Pentágono que fuerce un cambio de una estrategia meramente defensiva a una de ofensiva y de prevención por vía disuasoria. "Necesitamos un cambio de manera inmediata", dijo en rueda de prensa el jueves el subjefe del Estado Mayor Conjunto, general James Cartwright. "Se trata de una estrategia demasiado predecible, puramente de defensa. No existe, a día de hoy, un castigo creíble a los ataques que sufrimos ahora".
Cartwright criticó a los representantes políticos por haber dedicado, dijo, un 90% de sus recursos destinados a Internet a erigir cortafuegos y diseñar programas de defensa, y sólo un 10% a pensar en cómo tomar represalias contra ataques concretos. El subsecretario [viceministro] de Defensa William Lynn admitió que otra subcontrata sufrió en marzo un ataque y el robo de 24.000 documentos clasificados, sin dar más detalles al respecto y sin aclarar si en aquella ocasión el Cibercomando orquestó respuesta alguna.
La principal novedad de esta nueva ciberestrategia es que autoriza el uso de fuerza física para responder a un ataque a través de las redes de Internet, con una serie de condiciones, detalladas por el subsecretario de Defensa, William Lynn, en conferencia de prensa el jueves: "Si hay un daño generalizado, o la pérdida extendida de vidas humanas o un perjuicio económico significativo, creo que el presidente consideraría responder con los medios a su alcance: económicos, diplomáticos y, como último recurso, militares".
La implantación de una ciberestrategia bélica, que sirva de marco de actuación del Ejército norteamericano en caso de ataque, es algo que se ha debatido en Washington desde que el departamento de Estado admitiera un masivo robo de información crítica para la seguridad nacional del país en diciembre de 2009. Afectó, entre otros, a la subcontrata militar Northrop Grumman, fabricante de cazas. Entonces, tanto las empresas de Internet como la diplomacia norteamericana detectaron el origen del ataque en China, aunque evitaron responsabilizar directamente al gobierno de Pekín.
El Pentágono defiende la militarización del ciberespacio como una necesidad, dado el aumento en años recientes de las comunicaciones en Red. Lynn recalcó que Internet ha pasado de tener 360 millones de usuarios conectados en 2000 a 2.000 millones una década después. El grueso del trabajo ya está acometido: En esos 10 años, Washington ha erigido 15.000 redes informáticas y las ha conectado a siete millones de dispositivos de hardware en todo el mundo, según cifras oficiales de la ciberestrategia, publicadas esta semana.
Diversos altos mandos militares han exigido recientemente a la cúpula política del Pentágono que fuerce un cambio de una estrategia meramente defensiva a una de ofensiva y de prevención por vía disuasoria. "Necesitamos un cambio de manera inmediata", dijo en rueda de prensa el jueves el subjefe del Estado Mayor Conjunto, general James Cartwright. "Se trata de una estrategia demasiado predecible, puramente de defensa. No existe, a día de hoy, un castigo creíble a los ataques que sufrimos ahora".
Cartwright criticó a los representantes políticos por haber dedicado, dijo, un 90% de sus recursos destinados a Internet a erigir cortafuegos y diseñar programas de defensa, y sólo un 10% a pensar en cómo tomar represalias contra ataques concretos. El subsecretario [viceministro] de Defensa William Lynn admitió que otra subcontrata sufrió en marzo un ataque y el robo de 24.000 documentos clasificados, sin dar más detalles al respecto y sin aclarar si en aquella ocasión el Cibercomando orquestó respuesta alguna.
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