Un estudio de la Academia Americana de Pediatría, publicado en 2012 en la prestigiosa revista científica ´´Pediatrics`` y difundido por el Observatorio Justicia y Defensa Animal, concluye que convivir con perros y gatos durante el primer año de vida protege frente a infecciones respiratorias y de oído, estimulando y reforzando el sistema inmunológico de los bebés humanos.
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Así, los bebés que pasan mucho tiempo en compañía de perros tienen menos infecciones de oído y sufren menos enfermedades respiratorias que aquellos que no conviven con animales domésticos.
Una posible explicación, según los autores, es que, al estar cerca de un perro que pasa por lo menos parte de su día al aire libre, el sistema inmunológico de un niño en el primer año de vida se vería estimulado y maduraría más rápido que el del resto de los bebés.
La convivencia con los gatos también tiene como efecto positivo el otorgar cierta protección frente a las infecciones, aunque el efecto observado en los análisis es algo más débil que en hogares con compañía canina.
En concreto, la investigación, basada en 397 niños finlandeses, reveló que los bebés que crecen en hogares con perros y gatos durante su primer año de vida son un 30 por ciento menos propensos a mostrar síntomas respiratorios infecciosos “tos, sibilancias, rinitis y fiebre“ y tienen aproximadamente la mitad de probabilidades de padecer infecciones del oído. Además, en caso de enfermar, las infecciones durarían menos y serían menos intensas, reduciendo también el consumo de antibióticos.