Podríamos definir los smartphones como dispositivos que integran en la misma unidad las características de los teléfonos móviles y los asistentes personales o PDAs. Se han popularizado en los últimos años, y su potencia compite a menudo con la de los ordenadores más sencillos. Sin embargo, sus orígenes se remontan a 1992, cuando el IBM Simon fue presentado en el COMDEX. El Simon ofrecía -por 899 dólares- una interfaz basada en una pantalla táctil, sin botones físicos, con texto predictivo, agenda, funciones de pager y fax, y muchas de las funciones que hoy utilizamos a diario. Comercializado por BellSouth, fue el primer smartphone de la historia.
Estos teléfonos móviles inteligentes han dejado de ser una rareza para convertirse en un dispositivo prácticamente al alcance de todo el mundo. Generalmente subvencionados por las operadoras de telefonía móvil, que los ofrecen a un precio menor al que se los puede encontrar en las tiendas a cambio de que suscribas algún abono durante varios meses, se han vuelto muy populares. Sistemas operativos como Windows Mobile o Android, gracias a su interfaz de usuario que recuerda las disponibles en los ordenadores “de toda la vida”, permiten que sus múltiples funciones puedan ser utilizadas intuitivamente por cualquiera. Pero a pesar de que su masificación es reciente, sus orígenes se remontan a 1992.
En efecto, el “smartphone” está a punto de cumplir 20 años, ya que el primer prototipo fue presentado al público en el marco del COMDEX de Las Vegas de 1992. Se trata del IBM Simon, un teléfono móvil (para entonces) revolucionario, diseñado y construido por un joint venture entre la International Business Machines Corporation y la BellSouth. El Simon fue el primero en utilizar una interfase basada completamente en una pantalla táctil, que permitía acceder a todas sus funciones sin necesidad de presionar ningún botón físico. A diferencia de otros productos táctiles de la época, como el Apple Newton, el teléfono de IBM y BellSouth no necesitaba ser operado por un lápiz: bastaba con tocar su pantalla con los dedos para que el dispositivo reconociese los comandos seleccionados. La versión final del IBM Simon se presentó oficialmente en 1993 y los primeros usuarios lo comenzaron a usar en 1994. Se vendía en 899 dólares y podía funcionar en unas 190 ciudades distribuidas a lo largo de 15 estados diferentes de los Estados Unidos.
Al igual que los dispositivos más modernos, el software contenido en sus 2MB de ROM combinaban las funciones que generalmente encontramos en un teléfono (gestión de las llamadas, directorio de contactos, rediscado, etcétera) con las que esperamos ver en un “organizador personal” (PDA, por personal digital assistant), en un pager y en un aparato de FAX. A pesar de que carecía de un teclado físico, el usuario podía marcar los números de teléfono mediante un teclado que el dispositivo dibujaba en la pantalla, e introducir los nombres de sus contactos y el texto en general mediante un teclado QWERTY completamente táctil. Una función de texto predictivo ayudaba al usuario a escribir con mayor velocidad.
Como era habitual en esa época, el Simon contaba con una ranura PCMCIA en la que se podía insertar una tarjeta de memoria que ampliaba el MB de RAM incluido de serie. Si bien sus características técnicas lo dejan muy atrás de cualquier smartphone moderno, su sistema operativo era lo suficientemente eficiente como para que su funcionamiento fuese ágil y fluido. 20 años después, algunos de sus descendientes dotados de recursos miles de veces mayores, no son capaces de presumir de lo mismo.